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Foto del escritorLAURA DANIELA ROJAS ALVAREZ

Crónica - De Ríos y Periferias

Actualizado: 23 sept 2020

Por: Valentina Moreno

Lejos de estar en esa estratosfera mediática navegada por los medios tradicionales que responden a un orden político y económico cuyo propósito es la de complacer la conciencia de sus dueños, Rio de la Raya es un medio alternativo e independiente que lanza sus atarrayas en la profundidad de la manigua del Ecuador buscando pescar esas historias de la periferia, silenciadas y olvidadas por la marginación de una involución social cuya deuda histórica se debe con intereses.

Rio de la Raya, es un conjunto que inició en el año 2009 inicialmente como un proyecto de Muestra Audiovisual Infantil Intercultural en la Selva, cuyo objetivo era desarrollar talleres de cine documental y cultural en las poblaciones indígenas del Ecuador. Se encuentra localizada en Quito, donde desde allí se enfocan en las historias de la amazonia ecuatoriana y el choco andino, todos los bosques y alrededores de la provincia de Pichincha que están a tan solo 45 minutos de la gran urbe capitalina. Los temas que trabaja el colectivo son de protección ambiental, protección de territorio, derechos humanos (de comunidades indígenas), la educación a las futuras generaciones, la enseñanza y transmisión de su cultura y el reconocimiento de los pueblos indígenas como pueblo independiente del estado ecuatoriano. Este colectivo lleva vigente 12 años de producción, y al día de hoy se encuentra a disponibilidad en su página web y sus diferentes redes sociales.

Maritza Chimarro Ponce, es la directora y fundadora del colectivo Rio de la Raya, el cual tiene como función acompañar procesos sociales y de comunicación comunitaria, promoviendo el resguardo del patrimonio social, derecho de todos los seres humanos, especialmente en zonas apartadas y vulnerables en las regiones del Ecuador y en compañía del Norte del Amazonas, específicamente con Siona, Secoya y Cofan, grupos que hacen parte de este proyecto.



Es una mujer ecuatoriana apasionada por la comunicación y la naturaleza. Se define a sí misma como una persona integral, una compatriota que lucha por defender los pueblos indígenas y su ancestralidad. Comenzó sus actividades comerciales en el 2001, por esto, decidió estudiar comunicación social con énfasis en comunicación comunitaria. También es productora audiovisual, gestora cultural y especialista superior en cambio climático. Desde que empezó el camino en el trabajo comunitario, su principal motivación han sido las personas que hacen parte de la historia de su país, y por supuesto, los recursos naturales que hacen de su tierra un patrimonio cultural. “El trabajo con los seres humanos y la naturaleza es la mejor recompensa” responde con una vehemencia taxativa.

El núcleo central de significación de esta experiencia es dar a conocer a los pueblos indígenas su historia, tradiciones y así, enseñarles a tener un sentido de pertenencia con las tierras que por derecho les pertenecen. Estos temas son los que le dan un sentido a la experiencia, ya que, sus fundadores se dieron cuenta que las nuevas generaciones de indígenas se estaban alejando mucho de sus raíces y se empezaron a ver involucrados en la cultura del hombre blanco. Es por esto por lo que Río de la Raya promueve con los jóvenes una preservación para el ecosistema, ya que, les inculca que la madre tierra es el tesoro más valioso que tienen y el cual deben cuidar.

Y es que este hecho encendió las alarmas de los adultos ancestros de los resguardos que se vieron preocupados por saber el futuro de sus jóvenes con sus territorios bajo el temor de que su cultura desapareciera y fuera derrotada por los destellos seductores de la cultura occidental y todo lo que esto conlleva. Gracias a esta idea, el movimiento se consolidó bajo la estructura de conservación de tradiciones, historias y territorios con el fin de que se sigan respetando sus espacios como comunidad (territorios) y que su cultura no sea alterada u olvidada.

La comunicación comunitaria como herramienta para el cambio social

Para Maritza, trabajar con las comunidades poco escuchadas es de suma importancia para adentrarse a la realidad de diferencia que se vive en un país. “Me da tristeza cuando voy a una comunidad que está metida en la selva. Llegas y encuentras miles de hectáreas donde sientes impotencia”. “Tú abres la llave del agua y tomas agua, pero quienes hacemos trabajo comunitario es otra vida llena de desafíos, pero también llenos de esperanza para la misma” afirma.

Esta iniciativa nació gracias a la preocupación de Maritza y sus compañeros debido a la invisibilización y la vulneración de derechos humanos y de la naturaleza en las poblaciones más apartadas del territorio ecuatoriano, luchando día a día por la identidad colectiva e individual. Para ella, es importante que en su colectivo existan personas que trabajen con principios. No se compara con ninguna otra experiencia, puesto que ella cree que todas tienen algo especial y como personas debemos acercarnos a este tipo de trabajos para ayudar a la comunidad, como lo ha hecho ella a lo largo de su vida.

El proceso que ella ha vivido con las comunidades vulnerables ha sido desde pequeña, debido a que desde que tienen uso de razón, sus padres la llevaban al campo, después de la escuela, y allí descubrió que más que un hábito ha sido una condición de formación, donde ha logrado obtener esa conexión con la tierra, la naturaleza y las comunidades. “Construcción histórica, eso es lo que somos todos hoy en día”.

Asimismo, asegura que la comunicación comunitaria es el camino más precioso que ha encontrado en su vida, y la herramienta la cual genera cambio social en las ciudadanías. “Me da ira, dolor impotencia, pero también me ha dado las mejores alegrías de mi vida, porque puedes ir hasta el fondo de la selva, ir hasta el páramo y encontrarte con la mejor calidad de ser humano y darle voz y rostro a sus historias y problemas; eso es lo que hace que valga la pena la comunicación comunitaria”.

Esto impulsó a Maritza a enfocarse en la ciudadanía debido a que, al estudiar comunicación, descubre que en el proceso de su historia existen muchas desigualdades sociales sobre todo en su país, y por ello decide adentrarse en esas zonas. Su trabajo consiste en visitar zonas en donde se encuentren poblaciones vulnerables indígenas, afrodescendientes y montubia. Maritza se encarga de la dirección, producción, coordinación y exhibición de los productos audiovisuales que hacen parte de la experiencia Rio de la Raya.

Su trabajo con las comunidades ha sido arduo pero capaz de transformar su vida y pensamiento. “Te tratan como un ser humano más, como si fueses de la familia y eso es maravilloso y es donde te das cuenta de la condición del ser humano”.

Con la experiencia adquirida a lo largo de su trayectoria profesional con los audiovisuales, decidió implementarlos como una estrategia comunicativa, con el objetivo de que la nueva generación adoptara ese mecanismo ya que como ella lo menciona “son el futuro del país”. Esta opción permite que por medio de documentales, reseñas y cine comunitario retraten su resistencia y la preservación del ecosistema. Al poner en marcha el cine comunitario Maritza recurrió a profesionales del tema para que de esta manera causara mayor impacto en la masa y pudieran innovar.

Gracias a ese trabajo, a la dedicación y la fuerza que la caracterizan a lo largo de su carrera y de su proceso como directora de la experiencia, ha sido invitada a diferentes eventos internacionales como el encuentro Mercados del otro Cine del Caribe, y de la Conferencia del Cine Mundial “Cineclubismo”. “Conocimos a los niños en el 2010 y ahora tienen 20 años y están formados como comunicadores en la selva; hace 10 años llegamos como una muestra que era la primera llevando el cine y el audiovisual a las comunidades aportadas trabajamos con la escuela logramos que este inicio esta semilla del cine entre por primera vez a comunidades amazónicas”, recuerda con nostalgia.

El cine comunitario trasciende fronteras, la comunicación es el medio por el cual Río de la Raya mantiene vivos los recuerdos de lo que algún día fueron, de lo que son y de lo que serán. Por otro lado, este proyecto se construye para ayudar a la comunidad en un activismo político contra la contaminación ambiental que se producía ya que se encontraban en una explotación de petróleo, la vulneración de sus derechos como grupo indígena y recuperar la identidad cultural. Se identifica un desarrollo y un resultado óptimo, lo que da paso a integrar la tecnología y darle identificación a su cultura y proyectos.

Un viaje a la Periferia de Colombia

Para llegar a la Periferia no es necesario salir de la ciudad, ya que irónicamente está ubicada en el centro histórico de la misma. El edifico del centro comercial Furatena y bajo la sombra del edificio Coltejer, se sitúa en una de sus pequeñas oficinas del quinto piso estos periodistas empedernidos por conocer las otras verdades que solo un medio comunitario se puede dar el lujo de abordar. En pleno centro de Medellín, está ubicada la oficina de Periferia Prensa Alternativa, un medio periodístico de carácter popular que da rostro a las otras voces de nuestro país.

La comunicación alternativa nunca había tenido tanta relevancia como la tiene en la actualidad debdo a los procesos de coyunturas nacionales que han permitido la emancipación del pensamiento crítico con sus reportajes y notas periodísticas cargadas de diferentes enfoques al ya acostumbrado duopolio informativo de Colombia.

Miguel Ángel Romero es el editor de imagen, un joven periodista comprometido con la titánica tarea de escudriñar las historias de la periferia, como lo demuestra en su léxico formado con el rigor que solo un científico social puede manejar, “Le pusieron periferia no como referencia de espacio geográfico si no por esas historias del vendedor de chicles, la ama de casa víctima de la violencia y de más personas que son invisibilizadas por los medios masivos y terminan viviendo en la periferia de la sociedad”, comenta. Y es que, la periferia a la que ellos defienden simboliza aquellas historias que no salen en los medios tradicionales del país, pero que aun así se necesitan contar y ser escuchados con sus historias y realidades.

Sara López es la editora general del medio. Son dos jóvenes con mucha vitalidad y pasión por lo que hacen. La postura de la comunicación alternativa por cambiar esos paradigmas de la opinión pública construida por los medios masivos que complacen la conciencia de sus dueños ha sido el percutor de su pasión por el periodismo alternativo, comenta Sara.

Pero ellos no están solos. Como compañía de causa y lucha, subarriendan el ya estrecho espacio con otros medios alternativos como Colombia Informa y la Revista Cepa, y de esta forma poder solventar los gastos que implica llevar la comunicación popular y alternativa con su propia autonomía. La oficina esta adornada con cuadros y fotografías del Che Guevara, Camilo Torres y tienen la vista más privilegiada ya que por sus ventanales y atravesando los colosos edificios se alcanza a vislumbrar la periferia de la ciudad que se tiñe de color ladrillo sobre la falda de la montaña.


“No estamos informados, estamos uniformados”

El trabajo que realizan es multifuentista, como lo denominan ellos, pero sus fuentes principales se amparan en las comunidades marginadas e historias poco conocidas de los conflictos sociales que han marcado una pauta a la hora de ser informados por los medios de comunicación masiva. Por eso nació Periferia en el 2004 con una generación que atestiguó los drásticos cambios a los que se enfrentó el país con las nuevas políticas de guerra para exterminar la insurgencia, y de esta manera llevar información plural y diversa en aras de construir esos caminos informativos alternos a los ya marcados por las élites de este país. “Creo que en otro medio o proceso no dejan hacer esta labor, los procesos comunicativos alternativos se dan desde otras esferas que son calladas o invisibilizadas”, responde Miguel con su tono bajo y acento paisa.

Y es que, según Monitoreo de Medios, un proyecto de la ONG Reporteros sin Fronteras y la Federación Colombiana de Periodistas, alrededor del 57 por ciento de los medios en Colombia (radiales, impresos y digitales) pertenece a uno de tres grandes grupos empresariales: la Organización Luis Carlos Sarmiento Angulo, la Organización Carlos Ardila Lulle y el Grupo Empresarial Santo Domingo - Valorem. En medio de ese panorama, buscar medios confiables e independientes no parece ser tan fácil. Confiar en los medios y en que la información que uno está consumiendo sea veraz e imparcial o que no está protegiendo los intereses de otros es cada vez más complicado.

Sin embargo, sí hay medios en Colombia que están informando de esa forma: sin responder a ninguna otra agenda que no sea la verdad y el periodismo riguroso. Son medios que gracias a la donación de ciudadanos y a la financiación de cooperación internacional han logrado mantener su operación e independencia de contenidos.

De esta forma Periferia logra la imparcialidad, pero sobre todo su autonomía, recibieron ayudas de gremios periodísticos y apoyos de préstamos locales. Ahora se sostienen con la imprenta de libros y ayudas estatales de convocatorias nacionales con sus investigaciones periodísticas las cuales les han colgados varias medallas y reconocimientos.

Tan irónico como su nombre, los conflictos sociales nacen en la periferia de nuestro país en lugares de difícil acceso, en su mayoría abandonados por el Estado donde muchas veces desconocemos hasta su existencia, pero que se resisten a desaparecer en la memoria de la nación. Es allí donde se atestiguan las violaciones a los derechos humanos, la desterritorialización de los campesinos y las masacres a líderes sociales. Este medio fue pensado precisamente para llegar hasta esas zonas apartadas con la ayuda de líderes sociales, indígenas, campesinos, sindicatos y organizaciones sociales que se encargan de distribuir a lo largo y ancho del país este periódico que se publica una vez por mes.

La lucha de los medios independientes y alternativos sigue siendo amedrentada por actores desconocidos. En Colombia quieren diezmar con el ánimo del silencio y la violencia a los medios alternativos, ya que recientemente portales como El Macarenazo, El Turbión, Clarín Colombia, Desde Abajo y Colombia Informa han sido amenazados por parte de las llamas “ÁguilasNegras” por el hecho de llevar su labor como actores sociales de generar opinión pública. Nos volcamos unidos y solidarios cuando los periodistas de alto prestigio nacional como Daniel Coronell y María Jimena Duzán reciben amenazas por sus labores investigativas, pero seguimos desconociendo la importante labor de los medios alternativos con la ya acostumbrada omisión de respaldar a los periodistas que no son famosos o tan sonados.

Los comunicadores somos actores sociales de cambio y los medios independientes como Periferia, y procesos sociales como Rio de la Raya son los encargados de llevar a cabo esta loable labor de darle rostro a esas realidades marginadas por la sociedad. La mediación construye opinión pública, ayuda a moldear la realidad para re-descubrir las historias de la periferia de nuestro país. La apuesta sin duda es la de seguir luchando con las fuerzas del alma para contrarrestar el inconsciente colectivo que ha arropado los medios manipuladores en Colombia. Crear medios alternativos y populares en Colombia sigue siendo un acto de fe que cada vez recluta más adeptos convencidos de buscar el milagro de la paz y la equidad social, esa que tan mezquinamente nos sigue manteniendo en la periferia.

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